sábado, 24 de octubre de 2009

BAJO LAS REGLAS DEL TRIBUNAL ... yeah right!!


Los médicos que son demandados en casos de impericia médica y sus peritos pueden hablar todo lo que quieran y consultarse entre sí lo que deseen mientras no se hayan sentado a declarar en el juicio. Igual ocurre con las váctimas o demandantes. Hasta que esto se haga, no hay limitación en derecho para esta comunicación, de clase alguna. El que piense o resuelva lo contrario está equivocado o equivocada y no hace sino dar o confirmar la impresión de que sabe poco o nada sobre las reglas evidenciarias que deben prevalecer en los procesos judiciales. Cuando ocurre un receso en un juicio, sin embargo, tanto a los peritos médicos como a cualquier testigo o parte que declaran en los tribunales a preguntas de los abogados, se les ordena que no se comuniquen entre sí con respecto a los hechos del caso.
El propósito tras esa regla es evitar que se manipule el testimonio que sigue, para, de alguna manera, intentar curar indebida e inapropiadamente cualquier error que haya cometido en perjuicio del demandado, a cuyo favor ha estado testificando, o en su propio perjuicio. En otras palabras, para minimizar el daño, ilegalmente, con motivo de cualquier metida de pata. Un testimonio así manipulado va en contra de la búsqueda de la justicia que es el norte hacia donde debe mirar todo proceso judicial.

No podemos tapar el cielo con la mano. Existe la firme creencia de que todos mienten en los tribunales. El que un juez o jueza, abogado o abogada permita a sabiendas que ello ocurra, ciertamente no propende a que esa creencia se disipe; todo lo contrario, se perpetúa la creencia.

Siempre he sostenido que las víctimas de impericia médica no mienten en los tribunales. Ello es así porque no es necesario que mientan. Vienen al tribunal a decir la verdad de lo que les ocurrió a ellos o a su ser querido. No soy ingenuo; no descarto que alguno que otro, sin mi consejo, exagere más de la cuenta los daños que ha sufrido como consecuencia de la impericia médico-hospitalaria. Sin embargo, con relación a los hechos sustanciales del caso, nunca he sabido de ninguno de mis clientes que lo haga.

No puedo decir lo mismo de algunos médicos o ciertos peritos médicos, cuyos testimonios he presenciado. Debo añadir, con cierto grado de frustración, que nunca he sabido que las mentiras que vierte bajo juramento esta gente tengan alguna consecuencia penal inmediata en su contra. O los jueces o juezas en Puerto Rico no están atentos en ese momento al testimonio, son ingenuos, miran hacia el lado o sencillamente no se atreven a imputarle perjurio en corte abierta por las razones que sean, que es lo que procede en derecho. Por la inacción judicial en estas situaciones es que seguramente lo hacen repetidamente, una y otra vez.

Por razones de deferencia profesional, muchos abogados hemos pasado por alto que, estando bajo las reglas del tribunal porque ha ocurrido un receso que interrumpe su testimonio, el médico demandado siga conversando con su perito o con quienes quieran. Se supone que no hablen del caso. Sin embargo, ¿habrá alguien tan ingenuo que crea que no están hablando del caso a solas? He visto como lo hacen aún a espaldas de sus propios abogados que, dándoles el beneficio de la duda, desconocen que están violentando la directriz dada por el tribunal al bajar de la silla de los testigos.

Ocurriendo esas conversaciones en un receso de almuerzo o por el día, algunos peritos, que no están regulados por los cánones de ética de nuestra profesión de la abogacía, descaradamente y sin disimulo violentan a propósito las normas y, sin lugar a dudas, ‘aceitan’ al testigo y lo ayudan a que trate subsiguientemente de minimizar cualquier perjuicio que haya ocasionado a su defensa su testimonio anterior. Lo hacen con descaro porque los abogados no pueden hacerlo éticamente y, obviamente, con el único propósito de que queden bien y al final logren ganar el caso. Algunas veces lo logran, en otras no. En todas las ocasiones en que los peritos médicos hacen eso, sin embargo, arriesgan al testigo o parte, probablemente ajeno a la consecuencia que tiene cualquier mentira suya, a una acusación potencial por perjurio o desacato criminal, si lo agarran variando o brindando, bajo juramento, versiones distintas de un mismo hecho sustancial.
Aunque nunca se debe ser un ser humano extremadamente desconfiado, "la vida te da sorpresas", como dice Pedro Navaja. Un abogado debe siempre tratar de tener las pilas encendidas para evitar que pueda ocurrir una manipulación de un testimonio que dé al traste con lo que, se presume, es el objetivo de todo proceso judicial: la búsqueda de la verdad, máxime cuando ha logrado ya desenmascarar al testigo inicialmente. No siempre eso se logra. Pero cuando se percibe, aunque inicialmente lo haya pasado por alto o incluso irrespectivo de la decisión final que pueda tomar determinado juez o jurado en el caso, no debe descansar hasta lograr poner las actuaciones del perito manipulador y el testimonio del testigo embustero de cara al sol. Al final del día, la verdad siempre la tendrá de frente; depende del jurado o del juez querer hacer verdadera justicia en el caso. ¿No dicen que la fe es lo último que se pierde?

NOTA EX POST FACTO
Tuve oportunidad de contrainterrogar a la perito. Confieso que disfruté traviesamente cuando, a mi pregunta de si había preparado a un testigo que ya estaba bajo las reglas del tribunal, patinó .. , patinó ... y volvió a patinar. Finalmente, reaccionando a la especificidad y contundencia de mi pregunta, porque sabía que la acusaba de algo ilegal en corte abierta, contestó con una mirada que esquivó la mía, con la tez blanca como un papel. Estoy seguro que la juez no le creyó cuando dijo que no. Aún no ha llegado la sentencia; ya vendrá.

22 de julio de 2010
Pues ya llego la sentencia y se hizo justicia, no solo a los demandantes sino a su padre fallecido por la impericia y negligencia medica. Al declarar Con Lugar la demanda y condenar a los galenos demandados al pago de una compensacion en favor de los demandantes, el tribunal no le dio credibilidad alguna a esta perito. Como decia mi viejo querido, a la larga el chivo agarra al venao'.