miércoles, 7 de junio de 2023

Honorarios periciales

 


A medida que los casos se vuelven más complejos y especializados, la necesidad de peritos o expertos calificados para proporcionar testimonio pericial y análisis se ha vuelto vital. En el tema de la impericia médico-hospitalaria, el peritaje es indispensable. Sin embargo, con esta creciente necesidad también ha surgido la cuestión de la razonabilidad de los honorarios que cobran esos peritos. Para los abogados que litigamos casos de víctimas de impericia médico-hospitalaria, el tema resulta vital, pues las víctimas pueden ver coartado su derecho a tener acceso a la justicia. Sin embargo, asumiendo que se pueda costear el peritaje inicialmente, surge una segunda etapa, si es que el caso tiene mérito.

Una vez radicada la demanda, comienza el descubrimiento de prueba y dentro de este proceso, las deposiciones a los distintos peritos de las partes. Cuando no hay acuerdo sobre la cuantía a cobrar por los peritos, interviene el tribunal para “regularlos.” Los tribunales deben sopesar varios factores para determinar lo que se considera "razonable", que es el criterio rector que imponen nuestras reglas de procedimiento civil en torno al descubrimiento de este tipo de prueba. Aunque no hay una regla fija, varios criterios se utilizan generalmente para este propósito.

El primer criterio es el área de especialización del perito. Esto es crucial porque el nivel de especialización puede influir en el valor del testimonio pericial que proveerá. Por ejemplo, un perito con una subespecialidad relevante para el caso puede cobrar más que uno con una especialización general. Esto se debe a que el primero puede tener conocimientos más profundos y experiencia en la materia específica del caso.

En segundo lugar, para proporcionar la perspectiva pericial, la educación y la formación necesarias del perito también son importantes. Un perito que ha pasado años de estudio y de práctica profesional para obtener una calificación o experiencia particular puede justificar honorarios más altos. Esto presupone una especie de reconocimiento de la inversión significativa de tiempo, esfuerzo y recursos financieros que el perito ha hecho en su campo.

También se consideran las tarifas prevalecientes de otros expertos respetados. Si bien cada caso es único, el costo de los servicios periciales suele ser similar con lo que otros expertos del mismo campo cobran por igual servicio. Este criterio ayuda a prevenir excesos al proporcionar un punto de referencia o categoría dentro del cual los honorarios periciales deben caer.

El siguiente factor es la naturaleza, calidad y complejidad de las respuestas solicitadas en el descubrimiento de la prueba. La información solicitada puede variar significativamente en términos de complejidad y puede requerir diferentes niveles de análisis y tiempo para prepararla. Es natural que un perito que proporciona información particularmente compleja o que requiere una cantidad significativa de tiempo para prepararse cobre más.

Los honorarios que realmente se están cobrando a la parte que contrató al perito y los que el perito ha cobrado tradicionalmente en asuntos relacionados son otros factores importantes. Estos criterios ayudan a proporcionar un contexto y evitar posibles controversias sobre los honorarios.

Finalmente, cualquier otro factor que probablemente sea útil para el tribunal al balancear los intereses implicados puede ser relevante. Esto podría incluir factores tales como la importancia del testimonio del perito para el caso, la disponibilidad de otros peritos, las tarifas estándar en la jurisdicción y la ubicación o residencia del perito.

En resumen, determinar la razonabilidad de los honorarios periciales es un proceso difícil que requiere que el Tribunal considere una variedad de factores. El objetivo es asegurar que los peritos reciban una remuneración justa por su tiempo y experiencia, al mismo tiempo que se evita cargar a las partes adversas con costos excesivos y limitar de forma irrazonable su derecho como litigante a descubrir la prueba que se presentará en su contra. 

jueves, 25 de mayo de 2023

Caídas de Pacientes en los Hospitales

Los hospitales de Puerto Rico están muy preocupados por la seguridad de los pacientes. Las caídas son uno de los muchos riesgos que enfrentan los pacientes. Las consecuencias graves de las caídas incluyen lesiones, discapacidades e incluso la muerte.

En los hospitales de Puerto Rico, hay una serie de factores que contribuyen al riesgo de caídas. La situación de los pacientes es uno de ellos. Muchos pacientes hospitalizados tienen problemas de equilibrio y coordinación, como debilidad, movilidad reducida o efectos de medicamentos. Además, el estrés emocional y la falta de familiaridad con el entorno hospitalario pueden aumentar la propensión a las caídas.

Un factor adicional es la falta de personal adecuado. Los hospitales a menudo tienen sobrecargas y pocas enfermeras y auxiliares. Esto puede conducir an una supervisión inadecuada de los pacientes y una respuesta tardía a las señales de riesgo de caídas. Además, la falta de comunicación efectiva entre el personal médico y de enfermería puede hacer que sea más difícil identificar y aplicar medidas preventivas.

Es fundamental implantar medidas preventivas efectivas para reducir el riesgo de caídas en los hospitales de Puerto Rico. En primer lugar, al ingresar a cada paciente, se debe realizar una evaluación completa del riesgo de caídas. Esto implica identificar factores de riesgo individuales, como la debilidad muscular, la inestabilidad ortostática y la necesidad de dispositivos de asistencia para la movilidad.

Con base en esta evaluación, se deben establecer planes de atención individualizados que incluyan precauciones específicas para prevenir caídas. Estas medidas pueden incluir el uso de dispositivos de sujeción del paciente, como las barandas laterales en las camas, y la colocación de señales de advertencia en los pisos resbaladizos. Además, es esencial garantizar una supervisión adecuada de los pacientes en riesgo y asegurar la disponibilidad de personal capacitado en técnicas de manejo de caídas.

Por otra parte, La educación y la participación del paciente y sus familiares también son clave. Es importante que los pacientes y sus familias estén informados sobre los riesgos de caídas y las medidas de prevención. En cuanto al paciente, esto puede incluir promover su movilidad segura, la incentivación de la participación en programas de rehabilitación y la notificación inmediata al personal médico o de enfermería en caso de cualquier preocupación o cambio en su condición.

Conclusión:

El riesgo de caídas en los hospitales es un problema significativo que requiere una atención adecuada. La implementación de medidas preventivas efectivas y la cooperación de las familias, puede reducir la incidencia de caídas y mejorar la seguridad de los pacientes. 

lunes, 4 de octubre de 2021

La Seguridad del paciente... ante todo


El pasado 17 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, establecido por la Organización Mundial de la Salud en 2019. La OMS estableció ese “Día” con el fin de fomentar el activismo de la propia población en su seguridad en los temas de salud y, en términos generales, promover acciones y desarrollar actitudes que mejoren la seguridad de los pacientes, evitando y reduciendo los daños que puedan sufrir. Como ocurre con muchas celebraciones, el Día Internacional de la Seguridad del Paciente pasó sin pena ni gloria en nuestro país.

            Múltiples iniciativas han sido tomadas por los gobiernos y el sector privado a nivel mundial durante la pandemia. Puerto Rico no ha sido la excepción, primero para promover las pruebas y luego las vacunas para combatir el coronavirus. Como parte de las iniciativas de nuestro gobierno se encuentran las ya famosas y frecuentes Ordenes Ejecutivas.

Las redes sociales están repletas de expresiones, haciendo eco a las políticas públicas. Estas actualmente contienen privilegios de movimiento para los vacunados y lo que muchos interpretan, la restricción indebida y el desprecio solapado hacia los no vacunados. Las diferencias de opinión pueden llevar una carga dura de recriminación y desprecio implícito para el que expresa una opinión contraria a la vacunación, porque hay la tendencia de primero matar al mensajero.

En la vigente Orden Ejecutiva se incluyó un lenguaje que, al ser interpretado, en mi opinión, -y estoy vacunado – puede provocar gran perjuicio a los no vacunados. En ese espectro no solo se encuentran personas que no se vacunan porque no les da la gana. También hay otras que están impedidos o no desean haceróno por alguna razón médica u otra que, para ellos, es completamente válida.

Pacientes en Puerto Rico están siendo requeridos a presentar una prueba negativa, como condición para poder recibir servicios médicos ambulatorios para sus condiciones crónicas. Haciendo una interpretación más restrictiva que la Orden, algunos médicos se autodefinen “operadores privados” y no atienden pacientes nuevos a menos que estén vacunados o presenten prueba de PCR negativa. Ocurre en las oficinas médicas que atienden normalmente condiciones crónicas, como si los vacunados no pudiesen contagiar al que no lo está. ¿Vale exigir pruebas negativas a los no vacunados para acceder a una oficina médica, cuando algún vacunado en su interior, contagiado pero asintomáticos los puede contagiar?

De las advertencias del CDC, esas que no leemos, surge que personas que les baja el sistema inmunológico debido a que toman ciertos medicamentos, puede que no estén protegidos. Ello, aunque se hayan vacunado completamente.

Si una persona muere por COVID, porque decidió no vacunarse, es desafortunado que haya la tentación de pensar que esa persona “se lo buscó”. Y no tiene que ser así. La empatía incluye entender que lo que para uno es un disparate, para otro es genuino. Demasiadas actitudes tienen su origen en la desinformación, pero otras nacen de la crianza, de los valores personales y de las experiencias individuales. ¿Por qué no ser empáticos? Debemos aspirar a ser una sociedad que proteja a sus pacientes…, a todos.

¿Qué hacemos con los no vacunados? ¿Los tiramos a pérdida? ¿Los encerramos en sus hogares? ¿Qué ocurrirá con los que tienen condiciones crónicas de salud que no se pueden o no se quieren vacunar? ¿Será posible que no reciban la atención médica que requieran sus condiciones? La seguridad del paciente debe conmemorarse, pero debe ser aspiración continua e incondicional en una sociedad empática.