Un evento de infección de un paciente en un hospital puede implicar la existencia de una negligencia hospitalaria o una impericia médica, no solo en Puerto Rico, sino en cualquier parte del mundo, porque los hospitales no son del todo asépticos, sino todo lo contrario. Sin embargo, una infección nosocomial o adquirida en una institución hospitalaria no debe ser considerada por nadie como algo natural o normal que ocurra o sencillamente como un evento de "mala suerte". Hay veces que se va por lana y uno sale trasquilao', como dice el refrán español y ésto no tiene nada de normal.
La “klebsiella pneumoniae’ es una bacteria hospitalaria oportunista, que actúa sobre una población de pacientes de alto riesgo, como son los viejos y los bebés prematuros. Esta bacteria no le ha parado los pelos de punta a los directivos del Hospital San Lucas de Ponce solamente. Desde finales de noviembre del año que acaba de terminar se ha detectado su presencia letal también en el Complejo Hospitalario de Jaén, al sur de la madre patria, no ya en contra de adultos viejos como en los casos ponceños, sino en neonatos. Ese pequeño microorganismo se ha dado la vueltita por la unidad de cuidado neonatal del hospital materno infantil de dicho complejo de salud y, presumiblemente, ha ocasionado la muerte de al menos dos recién nacidos y tiene tres aislados en la unidad de cuidado intensivo. http://www.ideal.es/jaen/20090107/jaen/salud-sabe-tras-dias-20090107.html
Allá, al igual que acá, se instituyó de inmediato un protocolo de detección y actuación ante la infección nosocomial, poniendo en marcha, principalmente, medidas de higiene entre el personal que trabaja en la institución. Al igual que acá, allá en Jaén se argumentó que no hay relación directa entre las muertes de los dos neonatos y la bacteria. Sin embargo, a diferencia de acá, el fiscal de la Audiencia Provincial de Jaén, España, abrió una investigación criminal y las cosas tomaron otro giro, marchando a un ritmo distinto al que marcan los tambores en nuestro querido archipiélago. Como parte de su investigación, ordenó que la institución de salud detallara el número de pacientes afectados y las técnicas de asepsia empleadas para mantener la higiene. Según el parte noticioso, el fiscal investiga si hay indicios de la comisión de delito en las actuaciones – y debo añadir, omisiones - del personal hospitalario.
En nuestro país se pueden morir decenas de pacientes en los hospitales con complicaciones por infecciones adquiridas y nuestras autoridades gubernamentales, aparte de pedir que se actualice el manual de lavado de manos del personal hospitalario o enviar un par de cartas amonestatorias, volviendo a enfatizar la importancia de los hábitos de higiene de éstos, poca cosa o nada más hacen. Los gringos vienen, saludan, investigan, hacen un informe, amenazan y todo el mundo comienza a caminar derechito .... , hasta el próximo brote. Por su parte, los hospitales y los médicos sencillamente tratan estos casos como complicaciones de salud, inherentes a los procesos médicos. Por estas llamadas "complicaciones inherentes" los nosocomios y los galenos facturan a los planes médicos y, a excepción de Medicare, que últimamente les viene echando un ojo, éstos pagan sin chistar, como si fuese la cosa más normal y natural del mundo.
Hasta que este asunto de las infecciones nosocomiales sea manejado con la rigurosidad que merece, el problema no va a ceder. Hasta que no encausen criminalmente a un par de dueños de instituciones, empleados y doctores inconscientes que con sus malos hábitos higiénicos promueven estas infecciones, transmitiéndolas de mano en mano, el problema subsistirá. Hasta que los responsables - o mejor dicho, irresponsables - no sientan el rigor de la ley en sus bolsillos y en sus libertades individuales, hasta que los directivos hospitalarios no implanten medidas más rigurosas para asegurar la higiene personal de sus empleados en el manejo de los pacientes y ordenen además, algo tan sencillo como la limpieza frecuente de los conductos de aire acondicionado en esas instituciones, se va a seguir muriendo gente en los hospitales, adquiriendo infecciones que no tenían al ser ingresados, con bacterias con nombres tan raros como la klebsiella. Hacen falta, además, jueces que se ciñan al quantum de prueba aplicable y que no requieran, aunque solo sea mentalmente, prueba más allá de duda razonable de un paciente o familiar afectado, para encontrar responsabilidad hospitalaria en las ocurrencias de infecciones nosocomiales.
El aparente brote infeccioso presumiblemente ocurrido en la ciudad que vio nacer al recordado cantante español Raphael pudo haberse evitado, al igual que el que ocurrió en la ciudad ponceña que vio nacer al otro Rafael. No es geografía... es una simple cuestión de higiene.
Apuesto a que, en lo sucesivo, ambos serán los hospitales más limpios, de aquí y de allá; lástima que unos cuantos pacientes tuvieran que pagar el precio con su salud y su vida.
1 comentario:
Hace poco mi hija estuvo hospitalizada. Recuerdo que un día miré al ducto de la toma de aire y estaba lleno de polvo. Recordé entonces cuando trabajaba en una farmacéutica en la que estaba encargado de la esterilización de los cuartos de producción. Si yo hubiese dejado los ductos de aire en las condiciones en las que se encontraban los de ese hospital me habrían despedido y la farmacéutica la hubiesen multado o clausurado.
Me gusta este blog. Adelante y éxito.
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