sábado, 4 de septiembre de 2010

Impericia médica ... de la "A" a la ZETA


A menos que sean eventos locales, las noticias sobre sonados casos que tienen que ver con alegaciones de impericia médica que ocurren en el mundo llegan a Puerto Rico, y estoy seguro que al resto de Latinoamérica, al día siguiente. Así nos llegó la noticia sobre alegados actos de impericia del médico personal contratado por Michael Jackson y, a diario, nos llegan noticias de todas partes que validan el eslogan de que todos somos pacientes y que podemos resultar en cualquier momento, víctimas de alguna negligencia, impericia o, como le llaman en algunas partes, incluyendo Argentina, la cuna de ADEPACI: mala praxis médica.

Esta vez se trata de Michael Douglas, tocayo del rey del pop, quien, a mitad de agosto pasado, recibió la triste noticia de que tenía cáncer en la base de la lengua, en una supuesta etapa IV. Aunque la noticia no añade otros componentes para medir su severidad, tales como el tamaño relativo del tumor, si ha invadido nódulos linfáticos o ha metastizado, presumo que la enfermedad, como tal, le fue diagnosticada en una etapa bastante avanzada, pero aún susceptible de tratamiento, que, esperanzadamente, el actor comenzará pronto con evidente positivismo.

Hijo del extinto y muy recordado Kirk Douglas, como el que lo hereda no lo hurta, Michael Douglas ha actuado en roles principales en alrededor de cuarenta películas, muchas de las cuales hemos podido ver. Entre éstas se encuentran "Fatal Attraction" (1988), "Wall Street" (1988), "War of the Roses" (1990), "Basic Instinct" (1992) y "Traffic" (2001), en la cual actuó junto a nuestro embajador actual en Hollywood, el boricua Benicio del Toro.

Pero basta de farandulería y volvamos a nuestro tema acostumbrado. La bella esposa del actor, Catherine “Zeta” Jones, contrafigura de Antonio Banderas en “El Zorro”, aparentemente anda que echa chispa con los múltiples médicos que el hombre visitó, por varios meses, por un dolor constante de garganta y de oído que no se le quitaba. En pocas palabras, doña Zeta alega que hubo dilación en diagnosticar el cáncer de su marido y que, debido a ello, sus probabilidades de sobrevivirlo han sido dramáticamente reducidas.

Nadie puede negar que el cáncer sea una condición sumamente peligrosa, que amenaza la vida misma del que es diagnosticado y el serio disloque emocional y económico de su entorno familiar. La Sociedad Americana del Cáncer recopila estadísticas pertinentes anualmente,con el fin de gestionar y destinar fondos para realizar estudios en aras de comprenderla mejor y hasta buscar vías alternas para combatirla. Aunque los números proporcionalmente en la últimos quince años han experimentado una merma, esta enfermedad, en sus distintas modalidades y focos de origen, aún mata solamente en Estados Unidos de Norteamérica más de medio millón de personas, estimándose que en el año 2010 la contraigan más de 1.5 millones.

Cuando ocurre una dilación en el diagnóstico de cáncer, no hay duda de que las probabilidades que la persona tiene para sobrevivirlo se disminuyen. Todos hemos escuchado palabras y frases tales como metástasis, tumor canceroso, etapa I a la IV, período de remisión, radioterapia, quimioterapia, etcétera. Algunos tipos de cáncer pueden ser diagnosticados solamente cuando están en una etapa avanzada, como ocurre con el cáncer del páncreas. Por el momento en que es factible diagnosticarlo, las probabilidades de sobrevivencia de este cáncer, que cobró recientemente la vida del Alcalde de Caguas Willie Miranda Marín, son mínimas, por no decir ningunas.

En la dilación en el diagnóstico de esta grave enfermedad, y su tratamiento, pueden incidir varias circunstancias que van desde el tipo de cáncer, su localización, su extensión y, en muchas ocasiones, la renuencia voluntaria o involuntaria de la persona a recibir evaluación de un médico cuando percibe algún síntoma, hasta la inducción de muchos pacientes ingenuos por algunos charlatanes que les venden remedios naturales/caseros y médicos que promocionan vacunas fatulas, como ocurrió en uno de mis casos. Sin embargo, la dilación en el diagnóstico de cáncer puede ser también el resultado de la impericia o negligencia médica y a ésta nos referiremos. Lo haremos con énfasis en Puerto Rico pero, particularmente, tocando los servicios médicos dirigidos al sector más pobre, que, a fin de cuentas - y distinto al caso de don Michael, pero sin menospreciar este mercado privilegiado - puede ser objeto, con mayor frecuencia, de este tipo de negligencia.

En la muy trillada reforma de salud del ex gobernador Pedro Rosselló, a mediados de la década de los noventa, Puerto Rico adoptó el sistema de pago por capitación o “capitation”, como se conoce en el idioma inglés. Actualmente esta reforma de salud cubre casi la mitad de la población boricua, clasificada por Medicaid o Medicare como medicamente indigente. A esta población se le da la llamada “tarjetita de Rosselló”. Me abstengo, con mucho esfuerzo de mi parte, de criticar esta reforma de salud. Este embeleco tiene ya bastantes detractores, especialmente en la comunidad médica, como para añadirle uno más de este lado de la cancha. Atenerme al tema que me ocupa es más importante y medular en este momento.

En forma resumida, a cada participante de la reforma de salud, se le asigna un IPA (Independent Practice Association), es decir un grupo de médicos que se unen corporativamente, para proveer servicios médicos a un determinado número de personas. Este grupo de médicos controlan los referidos a los distintos especialistas y a los servicios ancilares, como pueden ser las pruebas especializadas de diagnostico tales como pruebas de laboratorios, tomografías computarizadas (CT-scans), tomografías por resonancia magnética (MRI) y otras por el estilo, que se utilizan mucho en condiciones sospechosas de cáncer. El gobierno, que administra la “tarjetita de salud”, paga mensualmente al IPA una suma determinada de dinero, que es calculada en base a las personas que le han sido asignadas dentro del universo del sistema, requieran o no requieran cualquier tipo de servicio de salud. Este método se ancla, desafortunadamente, en la premisa económica de que mientras menos personas requieran de los servicios de salud, mayor será la suma de dinero que se hará eventualmente disponible para el bolsillo de los médicos que componen el IPA.

Esta cruda e injusta realidad con el paciente ha motivado una nueva reforma de salud que el actual gobernador pretende implantar en su mandato. Sin embargo, hasta que otra cosa se provea, el método de capitación en el pago en el sistema de salud actual, y limitándonos al tema que hemos escogido, ha resultado, en múltiples ocasiones y seguirá resultando en dilaciones en el diagnóstico de cáncer, disminuyendo así las probabilidades de sobrevivencia del que lo padece. El método de capitación promueve que médicos primarios opten, muchas veces, por manejar al paciente, negándoles referidos necesarios y apropiados a especialistas y a los servicios ancilares que pueden propiciar un diagnóstico temprano.

Cuando esto ocurre, como seguramente hará doña Catherine Zeta Jones, un paciente de cáncer o su familiar puede consultar un abogado que, junto a un perito médico, podrán determinar si existe o no una situación meritoria de dilación negligente en el diagnóstico que puede dar base a una reclamación de daños y perjuicios por impericia médica. Porque, aunque no seamos Michael Douglas, todos tenemos derecho a recibir el mejor servicio médico disponible, de la “A” a la ZETA.

1 comentario:

Prometeo dijo...

Si yo llevo tiempo quéjandome de dolor de garganta y mi médico no hace lo necesario por investagar hasta dar con la causa voy a otro médico. Si el otro médico me encuentra cancer demando al primer médico por irresponsable.

Adelante y éxito.