La Organización Mundial de la Salud establece que el porciento razonable de cesáreas no debe sobrepasar el 15% de todos los partos. Puerto Rico tiene la dudosa distinción de que el 48% de los partos hechos en nuestros hospitales son mediante cesárea. En algún momento, hace unos años, "logramos" la primera posición a nivel mundial.
La Comisión de Bienestar Social de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, presidida por la ex primera dama, hoy representante, Pity Gándara, celebró el miércoles 1ro. de octubre de este año la continuación de unas vistas públicas, al son de una manifestación en el exterior del capitolio, promovida por el grupo puertorriqueño autodenominado Inne-cesareas.org. En estas vistas se ha estado discutiendo el cumplimiento de los médicos del país con la llamada Ley para el Desarrollo y la Implantación de la Política Pública para la niñez temprana. Particularmente, el miércoles se discutieron las disposiciones de la Ley sobre nacimiento seguro y el rol de los obstetras en este importante evento. Allí estuvo exponiendo la posición gremial (no genial) de los médicos el flamante presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos, el pediatra Dr. Victor Ramos Otero.
En su ponencia oral, el buen doctor dijo lo siguiente: “En Puerto Rico el alto número de cesáreas se explica por la escasez de obstetras ginecólogos y como defensa de las demandas de impericia médica ante los altos riesgos que conllevan los partos naturales. Puerto Rico es el único lugar donde se puede demandar hasta que el menor cumple los 22 años cuando eso no se ve en Estados Unidos”. http://tribunapr.com/2014/10/01/cuestionan-a-medicos-por-alto-numero-de-cesareas-en-puerto-rico.html. Sorprendentemente, el buen doctor Ramos añadió un criterio para el uso de cesárea como método para terminar un embarazo. Si no lo hubiese leído y se hubiese comentado "ad nauseum" por los medios en Puerto Rico, no lo hubiese creído y menos directo de la boca de comer de un pediatra, con la más alta posición en el gremio médico.
Disparate aparte, vayamos por parte y analicemos la gravedad de la aserción del galeno. Hay que decir de entrada, que el tema del alto número de cesáreas en Puerto Rico no es nada nuevo, como tampoco lo es darle cobertura noticiosa a cualquier disparatero en este país. Este tópico data de más de veinte años. En diciembre de 2013 se publicó que "[L]os nacimientos por cesárea en Puerto Rico se triplicaron en los últimos 20 años, lo que elevó la tasa a 49.7 por ciento, la más alta del mundo." http://www.elpostantillano.com/salud/8327-prensa-latina.html. Por lo tanto, el hecho de que hace no más de cinco años los obstetras boricuas hayan optado por brincar el charco en busca de mejor calidad de vida, como ya es harto conocido, no ha incidido en que los que se hayan quedad0 usen más de lo debido el escalpelo en el vientre materno. Esa práctica era un mal viejo y estaba firmemente establecida en esa especialidad de la medicina desde hace décadas.
Por otro lado, el buen doctor interesantemente habla e lo que los abogados conocemos como "período prescriptivo" para radicar una demanda cuando se trata de daños a menores de edad. Establece correctamente que en Puerto Rico existe el derecho a radicar una demanda en su favor, hasta un año luego de que el menor llega a la mayoría de edad, esto es, hasta que el menor cumple 22 años de edad. Lo que calla es que en Puerto Rico la mayoridad se llega a los 21 años de edad. Atribuye a esta parte de la ley actual la frecuencia del uso del bisturí en los obstetras para terminar el embarazo, estableciendo en su exposición una distinción de Puerto Rico con respecto a lo que ocurre en EEUU.
El punto medular y, sobre todo, pertinente a lo que ha dicho este galeno sobre la ley local que establece los períodos prescriptivos para radicar una demanda en Puerto Rico, es el establecimiento de que la mayoría de edad es a los 21 años. Ello es distinto a EEUU, con la excepción del estado de Mississippi, en que se llega a la mayoridad a los 18 años de edad y Delaware, Alabama y Nebraska en que la edad es de 19 años.
Lo que oculta interesantemente el buen doctor Ramos es que en más de 20 estados de la nación estadounidense el período prescriptivo es el mismo que en Puerto Rico: hasta un año luego de que el menor llega a su mayoría de edad. Los siguientes son los estados a que me refiero: Kansas, Arizona, Washington DC, Kansas, Kentucky, Minnesota, Missouri, Nebraska, Nevada, New Hampshire, New Jersey, North Carolina, Ohio, Oklahoma, Oregon, Pennsylvania, Rhode Island, South Carolina, South Dakota, Tennessee, Vermont y Washington. ¿Por qué el doctor Ramos oculta este dato?
Si en Puerto Rico se variara la ley, estableciendo la mayoridad a 18 años de edad, en lugar de los 21 años en que está establecida actualmente, el período prescriptivo para radicar una demanda en favor de un menor de edad igualmente se reduciría. Por consiguiente, la demanda tendría oportunidad de radicarse en Puerto Rico hasta que el menor cumpliera 19 años de edad, como ocurre en estos estados.
Y ya que el buen doctor Ramos se refirió a EEUU, de una revisión al U.S. National Center for Health Statistics data hemos notado que las tasas de cesáreas en esa nación van desde el 22% en Arkansas, hasta 37% en West Virginia, mucho menos que la barbaridad del 48% de Puerto Rico. Si en más de 20 estados el período prescriptivo para radicar una demanda en favor de un menor de edad es el mismo que en Puerto Rico, o sea, un año luego de que llegue a la mayoría de edad, el porciento de cesáreas innecesarias debería ser similar al de aquí, y no lo es. El doctor Ramos tendría la razón, pero no la tiene. Distinto a lo que dice el doctor Ramos, si el período prescriptivo, para radicar una demanda a favor de un menor, tuviese que ver en la decisión del médico obstetra para realizar una cesárea, como método para terminar un embarazo, el porciento en esa veintena de estados rondaría la bochornosa cifra que ronda en Puerto Rico.
Podría especular con respecto a las razones por las cuales los médicos terminan en 48% de cesáreas en Puerto Rico, pero nos abstendremos de hacerlo. Lo que es vital aclarar es que la decisión de hacer o no una cesárea, fuera de toda duda, debe ser guiada por unos criterios estrictamente médicos y no de cualquier otra índole.
Por lo demás, invito nuevamente al doctor Ramos a estudiar e interpretar mejor las estadísticas para que llegue a unas conclusiones honestas y ofrezca testimonios veraces ante la opinón pública, con algún mérito. Antes fue el éxodo de médicos a EEUU, ahora son las cesáreas innecesarias. Espero que al buen doctor no se le ocurra decir que las demandas de impericia médica, y los abogados que las radicamos, tenemos también culpa de la epidemia de chincungunya o del virus del Ebola.
2 comentarios:
Interesante escrito, pero creo que la realidad es mucho mas compleja que la vision desde el punto de vista del, medico , o del abogado.... En fin no es posible armonizar las divergencias de sus enfoques, y la prioridades de ambos profesionales...
La cultura de trabajo en la Medicina practicada en nuestra isla esta definidad por el entorno politico, social, y economico de nuestra realidad historica.... Un pais de tercer mundo con infulas de desarrollo.... Donde las ejecutorias de los profesionales medicos se pretenden medir con varas muy largas aplicables a paises desarrollados, y con economias mas solventes.
El fenomeno de las cesareas al por mayor sin lugar a duda se relaciona intimamente a la realidad economica de la practica medica local... Tarifas infimas, arbitrarias y caprichosas impuestas tanto por el gobierno como asegurador de 2/3 partes de la poblacion, y de las todopoderosas aseguradoras comerciales que exprimen a la poblacion, y a los facultativos en pos de realizar una jugosa ganancia capital...
Dentro de esta ecuacion esta el bolsillo del proveedor, y obviamente el interes de maximizar su ganancia para poder seguir operando, y mantener su obligatorio, y muy involuntario subsidio a los planes comerciales... De ahi que aquellos que realizan procedimientos trataran sin duda de aumentar su numero, y productividad...
Medicos mal pagados es igual a mayor agresividad diagnostica y terapeutica en pos de mayor compensacion.... Eso se puede ver en cualquier ramo de la prestacion de servicios, siempre se tratara de promover aquellos mas costosos... Aqui la falacia de la costoefectividad, cortar tarifas, salarios, o cualquier tipo de remuneracion en un mercado de servicios por contratistas independientes es buscar que los mismos se amparen en cualquier excusa para aumentar el costo, y por ende la ganancia por unidad de servicio, y o procedimiento...
Que todo esto tenga connotaciones eticas, juridicas, y economicas no es de extranar, aqui no hay nada nuevo bajo el sol.... La calidad y esmero en la mano de obra cuesta, por eso la diferencia entre un Ford, y un Rolls Royce..... Lo mismo en la salud aplica una linea de produccion, y montaje, y obtendras pobre calidad de servicio y complicaciones...
La prudencia, y la razonabilidad del galeno se comprometen ante imnumerables exigencias, economicas institucionales, corporativas, y finalmente personales con consecuencias para todos las partes en la relacion juridica paciente, medico, y asegurador.... Esa es mi muy humilde opinion despues de muchos anos de observacion. y participacion dentro de tan singular sistema de salud....
Dicho todo lo anterior quisiera ver a un abogado tomando decisiones donde va la vida de su cliente de forma rutinaria, y continua... Asi como a un medico cuestionandose los principios eticos, y juridicos de la practica cada vez que tenga que tomar decisiones de forma rapida , y casi automatica como se espera que lo haga en un entorno de produccion masiva, y costo restrictiva como lo es la prestacion de servicio de salud en nuestra isla...
Todo esto pasa por mi mente dia a dia al pasar juicio sobre mis acciones, motivaciones, y expectativas... Duro, y dificil analisis, en otras palabras un sistema que obliga al cabro a velar las lechugas, no puede evitar que el mismo se las coma.......
Creo que por trabajar diariamente y tomar decisiones que inciden entre la vida y la muerte, por elección propia, la sociedad le impone al médico mayor rigor ético y profesional que al abogado.
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