Hace casi tres años colgué un post sobre la fototerapia en los hospitales y el daño cerebral, y su relación con la impericia médica y la negligencia hospitalaria. De hecho, así lo titulé. Trataba en mi escrito de una condición de salud, entonces desconocida para mí como abogado: KERNICTERUS. Algo de lo que, incluso, muchos médicos desconocen o, al menos, de lo que no han escuchado hablar frecuentemente en sus escuelas de entrenamiento profesional. Delata esta condición una muy probable negligencia en la administración - o falta de administración - de fototerapia. La fototerapia es ese tratamiento con lámparas que todos hemos visto le ponen a algunos bebés recién nacidos en los "nurseries", cuando se ponen un poco amarillitos. También es conocido que eso es consecuencia de niveles de bilirrubina altos en la sangre. Cuando ocurre, se produce lo que se conoce como ictericia, pero ahí no termina el tema.
Por definición, la bilirrubina es un líquido amarillento que se encuentra en la bilis, que es producido por el hígado. Esa palabrita - bilirrubina, que muchos han escuchado por primera vez en la pegajosa canción que Juan Luis Guerra viene cantando hace poco más de 25 años, es mucho más importante que eso. Unos niveles altos de bilirrubina, resulta en ictericia que, en la mayoría de las ocasiones, se corrige con fototerapia, pero puede evolucionar a algo más serio y ocasionarle daño cerebral al bebé si ese líquido amarillento y tóxico le sube al cerebro. Esta condición, desconocida para muchos, se llama con el nombre de KERNICTERUS. La fototerapia se administra de acuerdo a unos protocolos sencillos, que han sido establecidos y que todos los "nurseries" deben tener pegados a su tablón de edictos. Si estos protocolos no se siguen, el bebé puede desarrollar esta seria condición.
Ryan fue víctima de negligencia en la administración de fototerapia. Hoy día vive con daño cerebral severo y permanente, como resultado de haber desarrollado KERNICTERUS, debido a negligencia. Varios pediatras que intervinieron con él en el hospital donde nació desconocían o no aplicaron el protocolo para administrarle la fototerapia a Ryan.
Luego de varios años de litigio, en el que se superó la usual negación inicial de negligencia médica, se logró obtener en beneficio del niño una compensación económica que ayudará a sus padres a proveerle una mejor calidad de vida. Después de mucho esfuerzo y trabajo legal arduo, con la ayuda de peritos de nivel mundial, la comprensión cabal y sensibilidad de los abogados y abogadas de los demandados, de la Procuradora de Relaciones de Familia y del Tribunal, logramos poner fin al litigio, dictándose sentencia final.
No hay más que conocerlo para enamorarse de él y sentir una gran empatía con sus padres. Tiene una
sonrisa bella, que siempre ha denotado felicidad y muchos deseos de vivir y aprender. Ryan ha sido un campeón y lo seguirá siendo. Ya no tendrá que venir en su silla de ruedas al tribunal, verse con abogados y lidiar con sentencias. La sentencia más importante, sin embargo, es la que dictó la negligencia médica en su contra y de su familia cuando nació. Esa no puede jamás ser archivada porque él y sus padres la viven día a día. Es una que debe servir de experiencia a los nuevos padres.
Los padres de Ryan tienen una página en facebook, en la que colocan todos los logros y experiencias vividas con su hijo a diario. Los invito a visitarla y recorrerla. Su propósito es crear conciencia sobre la condición del niño, pero revela el orgullo que sienten por cada avance en la vida de su hijo, y no es para menos. Cada vez que la visito siento inmenso orgullo de haber sido un vehículo para mejorar la calidad de vida de estos bellos seres humanos que conocí hace algunos años.
KERNICTERUS es una condición evitable si todos ponemos de nuestra parte: médicos, hospitales y los padres de recién nacidos. Hay que conocer los riesgos. Todos pueden evitar que eventos negligentes, como el de Ryan, ocurran en nuestros hospitales. Una sentencia ayuda a la calidad de vida del que la sufre, pero no corrige la condición que resultó de la negligencia. La fototerapia no es una mera lámpara que le da calor al bebé recién nacido; es mucho más que éso y debe tomarse en serio.
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