martes, 26 de julio de 2011

Abolición de los abogados ... wishful thinking


Muchos de los proyectos de ley que se han intentado aprobar durante los últimos años en el tema de la impericia médica y negligencia hospitalaria en Puerto Rico han tenido el común denominador de pretender sacar del panorama a los abogados de las víctimas. Llevan estos proyectos el deseo implícito - y a veces expreso -de que sean las víctimas las que reclamen directamente al médico o al hospital y que sea en ese ambiente “íntimo” y "acogedor" que se resuelvan las disputas, disque, todo en beneficio de las propias víctimas. Yeah right!

En unos proyectos los abogados ganan mucho menos si litigan un caso de esta naturaleza. En otros las víctimas recibirían de los médicos, hospitales y aseguradoras del riesgo, una compensación "justa" o la ayuda médica "necesaria" para sus daños físicos/emocionales, sin que los avariciosos abogados, que “viven del dolor ajeno”, como nos endilgó recientemente el gobernador Fortuño, les quiten una porción de ese dinero. El resultado neto de estos proyectos, que no dicen, es desalentar las reclamaciones de impericia; que las victimas no reclamen.

En estos días de lluvia, estuve nuevamente disfrutando con mi familia la saga de tres películas dirigidas por Steven Spielberg, tituladas “Back to the Future”. Esas películas fueron filmadas a mediados de la década de los ochenta y marcaron el comienzo de una vida profesional exitosa, tanto de sus protagonistas como del director/productor. El segundo film de este trío de películas de ciencia ficción tiene de escenario un pequeño pueblito en el año 2015, a 30 años de su actualidad.

En una escena, el científico Emmet Brown le comenta al protagonista, interpretado por un joven Michael J. Fox, que, desde que se abolieron los abogados, los pleitos tardan relativamente poco tiempo en los tribunales. Es decir, el personaje atribuye implícitamente a los abogados el que los pleitos antes se atrasaban en los tribunales por la intervención (culpa) de éstos en el trámite judicial.

De primera intención, parecería que nuestros legisladores, en su férrea defensa de los médicos y hospitales de nuestro país, evidencian ser también fervientes entusiastas de estas películas de ciencia ficción. Esta gente aparenta haberse creido la historia de Spielberg cuando en sus proyectos de ley han intentado sacar del medio a los abogados de las víctimas de impericia médica. Quizá, emulando la película, puedan lograrlo para el año 2015. Con ello se ganarían los votitos de los médicos negligentes. Y de paso, podrían invitar a la firma de la que podrían titular "Ley de la Abogadectomía" a los protagonistas y al director de “Back to the Future”.

Me pregunto si, a bordo del DeLorean gris del doctor Brown, estarían también dispuestos a regresar al pasado, particularmente a los tiempos del Código de Hammurabbi. En esa época, médico que metía la pata con algún paciente pagaba su impericia con la vida o con la amputación de alguna de sus extremidades. Ya me estoy contagiando con la ficción … nada bueno se pega.

viernes, 24 de junio de 2011

P de la C 3450 bajo el radar…., otro leñazo a los derechos del paciente


Sumándose a la lista de aliados/cómplices de algunos médicos, enemigos de los pacientes en el país, en lo que parece ser una perversa costumbre de algunos legisladores, un representante a la Cámara de apellido Guerra ahora pretende volar bajo el radar un proyecto de ley de su autoría, brindándole tratamiento jurídico de hospital público a todas las salas de urgencia o de emergencia en Puerto Rico, imponiendo un tope de $75 mil a las compensaciones por actos de impericia médica cometidos en dichos centros de cuidado primario. Tal parece que el Sr. Guerra ha vivido en otro país por las últimas semanas, en que decenas de víctimas de impericia han hecho público sus testimonios, planteando, de paso, su férrea oposición a que se impongan topes a sus reclamaciones de impericia médico-hospitalaria.

En definitiva, algunos legisladores le han declarado la guerra a los pacientes de Puerto Rico, sin recordar que también son sus constituyentes y que votan y han votado en las elecciones donde han resultado electos. Esta guerra había sido declarada antes por los propios médicos, que han velado más por sus intereses económicos que por la salud y derechos básicos de sus pacientes, al propiciar y pagar un costoso cabildeo en pro de una reforma a las leyes sobre el tema y en su beneficio exclusivo.

Toda guerra se compone de pequeñas batallas y me parece que ésta, que tiene de leñador de turno al tal Sr. Guerra, es una más que los pacientes y las víctimas de impericia médica tendrán que librar en la calle, donde más les duele a los políticos.

lunes, 6 de junio de 2011

¿Demandas frívolas o argumentos frívolos?


Los proyectos de impericia médica o como los médicos y sus cabilderos les ha dado con llamarlos ahora: de protección de los pacientes, están en boca de todos en Puerto Rico. Más, desde que el gobernador se ha convertido en el más reciente aliado del Colegio y de la Asociación Médica del país.

Con el último anuncio del Colegio de Médicos nos han tirado hasta con las maletas a los abogados que representamos a las víctimas de impericia. Denuncia este anuncio pagado que los abogados “se quedan” con una tercera parte del monto del pago a las víctimas. Claro, el gobernador, que es nuestro colega, sostiene que los abogados que representamos a las víctimas vivimos del dolor ajeno, así que todo argumento, por más demagógico, insensible y falso que sea, es posible. Es un 'riégalo que nos conviene'.

Los que auspician estos anuncios, incluido los funcionarios del gobierno, pasan por alto muchas cosas importantes. El sistema de honorarios contingentes que cobramos los abogados de las víctimas provee el único acceso que tienen los pobres del país y de los países donde ello es permitido, que no son pocos, incluyendo EEUU, a una litigación compleja y costosa que, de otra manera, les sería inaccesible. No menos importante, el sistema de cobro de honorarios legales condicionado a que el pleito se gane y nuestros clientes prevalezcan, tiende a reducir la radicación de las llamadas demandas frívolas que tanto critican y temen como el diablo a la cruz. Piénsenlo.

Nadie quiere radicar una demanda frívola. Analícenlo desde un punto de vista pragmático. En nuestro sistema de honorarios contingentes, ¿qué gana un abogado que radica una demanda frívola en los tribunales? A menos que piensen que lo que uno quiere es jorobarle la vida a la gente, ¿qué creen que gana el abogado si la demanda que ha radicado se pierde? Un amigo de Adjuntas contestaría que estos abogados ganan "lo que se le unta al queso".

No se cobran honorarios contingentes en otro tipo de casos, como los penales y los de relaciones de familia. Nuestras leyes y los cánones de ética que regulan la abogacía lo permiten, sin embargo, en aquellos pleitos donde se reclaman daños y perjuicios, como lo es una demanda de impericia médica. Esto tiene sentido porque, con ello, se logra un mayor y mejor acceso a los tribunales de las personas que no pueden pagar honorarios por hora a un abogado que los represente, cuando la única retribución al daño es monetaria. En los tiempos del Código de Hammurabi, el médico que metía la pata se le cortaba alguna extremidad. Menos mal que esos tiempos fueron superados.

Lo que hay tras el más reciente proyecto de ley es intentar echar a un lado a los abogados, para mi sorpresa, desacreditandonos. Insinúa ese proyecto que las víctimas no nos necesitan porque ya tienen a los médicos para defenderlos. Qué chiste. Claro, si se quita a los abogados del medio, es decir, si se pasa una ley institucionalizando una abogadectomía radical en el sistema, se acabarán las demandas de impericia médica. Sería para los médicos...un mundo.... chuchin.