miércoles, 26 de septiembre de 2007

Cultura de MORDAZA


No hay duda de que el pago de reclamaciones en los casos de impericia médica, entre muchos otros factores, al igual que ocurre con cualquier otro tipo de seguro, produce un aumento en las primas de los médicos. Sin embargo, en lugar de enfocar el verdadero problema, que son sus colegas negligentes, el Colegio de Médicos y Cirujanos los protege y ampara, por ejemplo, oponiéndose a una medida legislativa de hace un par de años que le daba poder a SIMED para excluir los riesgos malos y no venderle cubiertas de seguro a los médicos por los cuales continuamente tenían que estar pagando compensaciones que, según un estudio revelado, representan un exiguo 3% de los médicos del país.

El público debe tener el derecho a conocer la identidad de los médicos que practican la profesión de manera negligente, a pesar de reclamaciones múltiples de impericia médica en su contra, incrementando por ello las primas de los seguros de sus colegas diligentes y responsables. Se debe reconocer abiertamente, de una vez y por todas, el derecho de saber en manos de quién ponemos nuestra salud y vida y la de nuestros seres queridos. Sin embargo, absurdamente, ni el Tribunal Examinador de Médicos, ni la Oficina del Comisionado de Seguros, ni SIMED o Triple S la revelan, colocando una especie de mampara y auto-imponiéndose una mordaza cuando le tocan el tema, ya que, interesantemente, no hay ley alguna que les impida divulgar esa información. Por otro lado, tampoco existe legislación que prohíba las cláusulas de confidencialidad en las transacciones judiciales, que no hacen otra cosa sino esconder este tipo de información al público en general y proteger al médico negligente del "qué dirán".

Diferente a nosotros, varios estados importantes de la nación norteamericana han aprobado legislación para que la identidad de los médicos negligentes no permanezca bajo secreto conspiratorio, en perjuicio de sus pacientes potenciales, incluido California, pionero en pasar legislación en 1975 a través de la llamada "Medical Injury Compensation Reform Act" (MICRA) para decapitar derechos que hasta ese entonces cobijaban al paciente, víctima de impericia médica. Estas piezas legislativas, que llaman legislación de perfil (“profiling legislation”), indudablemente sirven de eficaz disuasivo para los actos de impericia médico-hospitalaria. Los médicos saben que serían perjudicados en sus bolsillos si el público en general es informado de que han cometido un acto de impericia por el cual sus víctimas han resultado compensadas, bien sea mediante transacción o por un juicio en su fondo. Por otro lado, los hospitales serían más cuidadosos a la hora de conceder sus privilegios.
En este país donde sobra la legislación y legisladores, desafortunadamente falta legislación y reglamentación apropiada para implantar este derecho fundamental de todo paciente. Si se legisla para dar a conocer la identidad de los médicos negligentes y prohibir cualquier tipo de cláusula que esconda esta información del público en general, todos serán más cuidadosos a la hora de intervenir con un paciente; mucho más de lo que son en la actualidad. Si algo positivo en este tema puede hacer el legislador, es aprobar este tipo de legislación que resultaría en beneficio de todos sus constituyentes, porque todos podemos ser víctimas de impericia médica. Los invito a dar un paso al frente y hacer algo, que al fin valga la pena.

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