viernes, 29 de octubre de 2010

El pueblo habló pero… ¿alguien obedeció?


En lo que parece ser un abierto ejercicio - adicional - de poder absolutista en Puerto Rico, de los que nos tienen últimamente acostumbrados, la cámara de representantes aprobó ayer el P. de la C. 2719 en torno a la impericia médica. Justificándose en la alegada “fuga” o éxodo de médicos a EEUU - por debajo del radar - y aprovechándose de que todo el mundo está pendiente de la discusión de la reforma contributiva, los legisladores actuaron impetuosamente, imponiendo un tope de $300 mil a los daños y sufrimientos mentales. Tambien resucitaron el embeleco del panel de arbitraje compulsorio, que ya fue declarado inconstitucional y, de refilón, como el que no quiere la cosa, bajaron a 25 porciento los honorarios de abogado contingentes. Casi nada.

Esta gente ha formado un verdadero “collage” legislativo, copiando, mejor dicho, dando un tizazo, bajo la premisa inarticulada de siempre, de que en EEUU hacen las cosas mejor.

En Puerto Rico no se conceden daños punitivos en los casos de impericia médica, aunque deberían hacerlo. Los daños punitivos no se conceden por los tribunales, bajo la premisa jurídica de que la concesión de daños en Puerto Rico es meramente compensatoria, no de castigo. Así que nuestros legisladores tomaron medidas de allá y más allá y las incorporaron aquí; todas las que más o menos beneficiaban a los médicos y hospitales, pero quitando derechos a sus pacientes. No se percataron, o tal vez sí, que en todos los estados de la nación norteamericana, además de los demás conceptos de daños en general, también se conceden daños punitivos que, en alguna medida, sirven de disuasivo eficaces para conductas negligentes futuras. De manera que, si deseaban dar un mejor tizazo a nuestros vecinos del norte, debieron incorporar también los daños punitivos, como parte de las medidas que se pueden tomar en contra de un médico u hospital que ocasionan daños a un paciente.

Resulta evidente que esta medida legislativa aprobada por la mayoría de la cámara en votación partidista, no fue responsablemente estudiada; fue, a todas luces, o por la falta de éstas, irreflexiva. Presumiblemente fue aprobada para combatir o atajar la fuga de talento médico de suelo boricua. Sin embargo, lo que intenta es desalentar las acciones de impericia médica y que menos abogados estén dispuestos a llevarlas.

Si nuestros legisladores de mayoría hubiesen estudiado lo que provoca realmente el llamado éxodo de médicos, sabrían que no son las primas de seguros, las demandas de impericia médica ni las víctimas lo que realmente lo ocasiona. Como tampoco son las primas de seguro, las demandas ni las víctimas de impericia médica lo que ocasionan la fuga a EEUU de jubilados, enfermeras, ingenieros, policías y otros profesionales de calibre que se nos están yendo del país, en su mayoría jóvenes. No nos llamemos a error: Puerto Rico se nos está yendo a pique.

Estos profesionales, incluidos los médicos, se van de Puerto Rico porque aspiran, para ellos y su familia, a una calidad de vida mejor que aquí no tienen, en alguna medida, por culpa de los que hoy rigen los destinos del país. Por otro lado, la mayor parte de los médicos que se van a estudiar la especialidad a EEUU, casi nunca regresan a trabajar a Puerto Rico. No se quedan, no por temor a que los malvados abogados los demandemos. Se quedan porque les gusta el lugar donde estudiaron la especialidad y les provee mejor calidad de vida para ellos y sus familias. Tdos conocemos casos de esos.

Ya antes he discutido lo absurdo de incorporar medidas foráneas a Puerto Rico en este tema porque los problemas particulares, ni sus consecuencias son las mismas. Hasta escribí un libro sobre ese tema, que parece que los legisladores nuestros no han leído ni por el forro. También las víctimas de impericia médica y sus familiares han hablado antes y se han tirado a la calle a evidenciarles la injusticia e inadecuacidad de este tipo de medidas en contra de los pacientes. Pero parece que la opinión del pueblo ya no cuenta. Adquirieron un mandato absoluto en las últimas elecciones y tienen el poder para implantar las medidas que quieran.

Aquí el pueblo habla a cada rato y aún está hablando pero nadie parece escuchar ni obedecer. Cansa a veces predicar en el desierto, porque no hay forma de que esta gente parezca entrar en razón. Se puede hablar en Puerto Rico, pero, aunque no existe la ley de la mordaza, de nada vale lo que digas ni la fortaleza de tus argumentos, a la hora de que quieran pasarte el rolo. Esperemos que el senado rectifique; sabemos que allí no está sentado "Impetuoso", el caballo de Calígula.

Nota del 7 de noviembre de 2010:
La senadora Lorna Soto ya ha expresado su oposición a este embeleco de la cámara de representantes y en definitiva, será un obstáculo para los propulsores de este proyecto de ley. Muy bien por la senadora!! Prepare su altoparlante a ver si sus colegas la escuchan.

Nota del 8 de noviembre de 2010
El pueblo sigue hablando!! Esta vez las propias víctimas de impericia médico-hospitalaria se movilizaron para protestar de la medida y fueron al capitolio. Muy bien por la Asociación Puertorriqueña de Víctimas de impericia médico-hospitalaria. A ver si alguien escucha y al fin obedece al pueblo.

Nota del 12 de noviembre de 2010
Concluyó la sesión legislativa y el proyecto de impericia medica aprobado en la Cámara de Representantes se colgó en el Senado y no fue considerado. Una batalla se libró y parece haber sido ganada por las victimas de los médicos negligentes que tuvieron que, nuevamente, tirarse a la calle a protestar por la intentona de quitarles derechos en beneficio de la clase médica o, mejor dicho, de unos cuantos médicos negligentes. Este proyecto contaba, desde el saque, con la oposición de los senadores Carmelo Ríos y de Lorna Soto. Estoy seguro que otros senadores que son abogados, como mi compueblano José Emilio González y el propio presidente senatorial, iban a desfavorecerlo igualmente.

Una y otra vez, desde 2002, los médicos han intentado cercenarle derechos a sus pacientes y esta guerra aparentemente no tiene fin. Pero no se equivoquen los propulsores de la reforma: las victimas estan en la calle con su ultimo detalle... Siempre es bueno saborear las victorias, aunque solo sean en simples batallas, como la que felizmente terminó ayer.

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