· “Apoyados por ambiciosos e inescrupulosos abogados en Puerto Rico, supuestas víctimas de impericia médica y negligencia hospitalaria demandan a los médicos por cualquier cosa y reciben compensaciones inmerecidas, solo para evitar los costos y molestias que implica el litigio;”
· “Hay una explosión de demandas frívolas en Puerto Rico;”
· “Las primas de seguros de impericia médica han sido aumentadas exorbitantemente por SIMED en los últimos años, al extremo de que los médicos están temerosos e impedidos de practicar la medicina;”
· Las compañías de seguro de impericia médico-hospitalaria obligan a los médicos a transigir, a sabiendas de que las reclamaciones son frívolas.
· “Lo anterior motiva el éxodo de médicos a EEUU.
. " El paciente de Puerto Rico, a la larga, es el que sufrirá por la situación planteada".
Es una idea que debe su “veracidad” a su repetición. Una y otra y otra vez se repite, hasta que acaba por ser una “verdad” aceptada por el sujeto, sin ser pensada. Es lo que ha sido llamado usualmente “conocimiento convencional”, tomado como cierto sin necesidad de probarlo. Me refiero en esta ocasión a los conceptos que a diario lanza la clase médica para propulsar una reforma de la legislación en torno al tema.
En busca de privilegios que ninguna persona o clase profesional tiene en Puerto Rico, desde 2002, el Colegio de Médicos y sus alter ego en la legislatura del país y grupos de servicios de salud han intentado cambiar el estado de derecho con relación al tema de la impericia médico-hospitalaria. A pesar del dinero y esfuerzo invertido, han tenido poco éxito. Intentaron últimamente hasta de resucitar el concepto de un fondo de compensación al paciente, criollizando deficientemente ideas del norte de Europa que han sido derrotadas por este lado del mundo por más de 30 años.
Han podido legislar unos garabatos que llamaron ‘panel de arbitraje’ y un mecanismo poco utilizado para pedir un informe pericial en los inicios de una demanda, que casi nunca es requerido por los tribunales. Las continuas campañas de relaciones públicas que han logrado insertar gratuitamente de vez en cuando en los medios noticiosos del país, solo han logrado concienciar al paciente del hecho incuestionable de que los errores que cometen los médicos y los empleados en los hospitales son una realidad con la que hay que vivir. Hoy más que ayer, el paciente sabe que un evento de impericia médica puede tocar a su puerta en el momento menos pensado y trastocar su vida y la de los suyos de forma permanente.
Este poco éxito, sin embargo, no ha amilanado a los dirigentes de esa clase profesional en su solapado, aunque despiadado, ataque en contra de los derechos de las víctimas de impericia médica a una justa compensación por sus daños y al libre acceso a los tribunales. Continúan repitiendo, hasta el cansancio, que el número de demandas presentadas, frívolas en su mayoría, según éstos, es el causante del alza en las primas de sus seguros. Ahora pretenden hacer creer que el éxodo de médicos hacia EEUU se debe a las demandas de impericia.
En febrero de 2006, se informó que, luego de un período que comenzó en 2002, el costo de los seguros de impericia se había estabilizado. Esta información desinfló el argumento clásico más importante de todos los que han esgrimido quienes han intentado reformar el sistema de derecho, tanto en EEUU como en Puerto Rico. Como siempre habíamos sostenido, el informe corrobora que el aumento en las primas de estos seguros respondió a un comportamiento cíclico que, de tiempo en tiempo, ha experimentado la industria de seguros desde mediados de la década de los 70’s y que en 2002 fue precipitado por las pérdidas sobrevenidas en esa industria por el ataque a las Torres Gemelas a fines de 2001 y la caída subsiguiente sufrida por el mercado de valores. Un manejo inapropiado de sus reservas contribuyó al colapso de las ganancias de estas aseguradoras, obligándolas a aumentar las primas que cobraban a sus asegurados para de esa manera amortiguar esas pérdidas.
A través de los años, estudios tras estudios concluyen que han sido las prácticas de inversión en un mercado de valores volátil y la política de precios y manejo de riesgo de las propias compañías aseguradoras, y no las reclamaciones de las víctimas de impericia médico-hospitalaria, las verdaderas responsables de los aumentos de las primas en los pasados años. Es importante puntualizar también que el número de demandas presentadas en los tribunales en Puerto Rico, unas mil anuales, se ha mantenido estable por los últimos años. Igual resultado se informa en cuanto a las presentadas en EEUU.
Un vistazo al National Practitioner Data Bank, órgano oficial del gobierno federal con una extensa base de datos relevantes al tema, resulta también sumamente revelador. Su informe de 2005, dice que la media en las compensaciones en estos casos en EEUU fue de $170 mil. (U.S. DEP’T OF HEALTH & HUMAN SERVS., HEALTH RESOURCES & SERVS. ADMIN., NATIONAL PRACTITIONER DATABANK 2004 ANNUAL REPORT, disponible en www.npdbhipdb.com/pubs/stats/2004_NPDB_Annual_Report.pdf (últimamente visitado el 2 de septiembre de 2006). Mientras, un informe del Comisionado de Seguros reveló en 2004 que en Puerto Rico la compensación media en estos casos resultó ser de $37 mil.
Altos ejecutivos en la industria de seguro en EEUU han admitido cándidamente que la reforma al sistema nada tiene que ver con las primas de los seguros. En 2005 el portavoz de la Asociación Americana de Seguros, Dennis Kelly dijo al Chicago Tribune que “nosotros nunca prometimos una reducción de los precios de los seguros con la reforma el sistema compensatorio. Mark Silva, Bush’s Tort Reform Efforts to Start at “Judicial Hellhole, CHICAGO TRIB., 3 de enero de 2005, a la página 9. Por otra parte, Víctor Schwartz, ‘general counsel’ de la American Tort Reform Association, admitió que “es muy raro que se radiquen demandas frívolas en contra de los médicos. Estas resultan muy caras para radicar.” Nick Anderson & Edwin Chen, The Race for the White House: Bush Pushes Stance against “Junk Lawsuits,” Los Angeles Times, 22 de octubre de 2004, a la página A20.
Hemos visto que ya no es excusa el aumento en las primas de los seguros para buscar los cambios deseados. ¿Son las demandas de impericia entonces las responsables del llamado éxodo de los médicos boricuas hacia EEUU? No lo creo ya que ingenieros, enfermeras y otros profesionales han tomado igual decisión. En la década de los noventa casi medio millón de boricuas emigraron en busca de mejor calidad de vida, incluyendo obviamente médicos. Es sencillo, estos respetados profesionales pueden practicar su profesión en cualquier parte del mundo y las cosas en Puerto Rico no están de lo mejor. Por otro lado, la escases de programas de residencias de medicina en Puerto Rico ha obligado a jóvenes médicos recién graduados a estudiarlas en EEUU, muchas veces viajando con sus familias. Una vez se ubican allá es muy difícil el retorno a la Isla.
Pero si las demandas de impericia médica influenciaron su decisión, entonces estos buenos profesionales de la salud han cambiado chinas por botellas y se han tragado argumentos equivocados y malintencionados que han encontrado sus mejores aliados en las industrias tabacalera y farmacéutica. Los veredictos en EEUU en contra de los médicos son muchísimo más altos que las transacciones o las sentencias que se dictan aquí. Así también, en norteamérica se paga mucho más en primas de seguros de impericia que lo que cobra SIMED o Triple S en Puerto Rico. Si lo que desean es no tener que asegurarse, tal y como ocurre en el estado de la Florida, es conveniente que estén conscientes entonces que tendrán que pagar sentencias más altas y de su propio peculio.
Los médicos no están siendo victimizados por sus pacientes, dan la impresión de querer hacer todo lo contrario.
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